Una gran bailarina dijo una vez: “si puedes vivir sin la danza, déjala inmediatamente”. Pero… ¿podríamos? la danza es algo que indudablemente forma parte de la vida de todos, y cuando digo todos me refiero a cada una de las personas que habitan el planeta, de cada cultura, de cada rincón, por pequeño o remoto que sea. Existe desde que el hombre apareció. Hasta los animales poseen de manera innata ciertos hábitos que en su aspecto más general podríamos considerar danza.
Concretando un poco más, la danza pasa de ser casi una necesidad a ser un arte, que como los demás, expresa ideas, sentimientos, emociones, cuenta historias y llena de satisfacción al que lo practica. No se podría decir exactamente cuántas clases de danzas hay porque no es algo matemático, no se pueden contar, simplemente han ido evolucionando y es imposible delimitarlas.
Aún así, entre ese caos indefinible, encontramos al ballet clásico como base de todo tipo de danza, lo que supone también ser la más difícil de aprender y la que requiere mayor sacrificio.